Por Ricardo Romo, PhD Traducido por LPT
Joe Biden hizo historia con su selección de Kamala Harris como su compañera de fórmula. Como la prim- era mujer negra y asiática en unirse a la lista electoral más alta del país, agrega fuerza al equipo político dada la diversidad de los Estados Unidos. También es la primera demócrata nacida en West of the Rock- ies en unirse a un equipo que busca servir en la Casa Blanca. Hay entusiasmo en todo Estados Unidos, es- pecialmente entre mujeres, negros, asiáticos y latinos en su selección.
Harris nació en Oak- land, California, hija de dos padres académicos que llegaron a los Estados Uni- dos, desde Jamaica e India respectivamente, para es- tudiar en UC Berkeley. Su padre, un jamaicano negro, regresó a casa cuando ella tenía cinco años, dejando a la madre de Kamala sola para criar dos hijos.
Kamala creció en bar- rios negros y en segundo grado asistió a una escuela recién integrada. Creció ro- deada de cultura negra, pero también cercana a latinos, asiáticos y otros inmigran- tes internacionales en el área de la Bahía. Después de asistir a la Universidad de Howard, una Universi- dad Históricamente Negra [HBCU] en Washington, DC, regresó a California para ejercer la abogacía pública.
Harris es bien conocida por los votantes latinos en California, ya que ganó la mayoría de los votantes lati- nos en su exitosa carrera por la Fiscalía General del Es- tado de California en 2010 y nuevamente en 2014. En la carrera por el Senado de EE. UU. De 2016, Harris derrotó a la congresista Loretta Sánchez, con un fuerte apoyo de la comuni- dad latina.
Tras el anuncio de Joe Biden de Harris como su compañero de fórmula, Voto Latino publicó una en- cuesta realizada poco antes de la decisión que encontró que el 59 por ciento de los votantes latinos en estados clave en el campo de batalla estaban entusiasmados con Harris como vicepresiden- te. Además, el 52 por ciento de los encuestados dijo que la selección de Harris los haría más propensos a votar por Biden.
Una clave para la victoria de Biden-Harris es la partic- ipación de votantes. Obama dio energía al electorado en 2008 y 2012, lo que resultó en un total de 63,3 por ciento de los votantes estadounidenses elegibles que acudieron a las urnas ese año. El boleto Obama- Biden obtuvo la mayoría de los 126 millones de es- tadounidenses que votaron, lo que le dio a Obama una ventaja de cinco millones sobre Mitt Romney. En comparación, la contienda Trump-Clinton atrajo solo al 61,3 por ciento de los votantes estadounidenses, un mínimo de veinte años. Clinton perdió la carrera porque demasiados vo- tantes que habían apoyado fuertemente a Obama deci- dieron no participar en la carrera de 2016. Hay más en juego en 2020 y esto no puede volver a suceder.
Harris es totalmente capaz de estimular no solo a los votantes más jóvenes, sino también a los votantes negros, latinos, asiáticos y blancos. Los votantes asiático-americanos repre- sentaron el 73 por ciento de los votantes demócratas en 2012, un margen más alto incluso que los latinos que mostraron una prefer- encia del 71 por ciento por Obama.
Además, un artículo del New York Times [8-16- 20] señaló que aproxima- damente 23 millones de inmigrantes, aproximada- mente el 10 por ciento del electorado, serán elegibles para votar este noviembre. Los estrategas políticos demócratas creen que la gran mayoría de ese grupo de nuevos votantes votará por el boleto Biden-Harris. Para ganar, Biden cuenta con una participación ré- cord de votantes latinos en estados clave como Florida, Arizona y Texas, donde los latinos tienen una presencia electoral significativa. Se espera que los latinos en California, Nueva York e Illinois ayuden a la boleta, pero para ganar la votación del colegio electoral de
2020, el equipo de Biden- Harris tiene que hacerlo bien en los estados que ganó Trump en 2016. Los exper- tos en encuestas también predicen que una mayor participación favorecerá a los demócratas ya que hay más demócratas registrados para votar que republica- nos.
Hoy en día, hay 235 mil- lones de estadounidenses que pueden votar. Si bien Biden tiene actualmente una ventaja de 50-42 sobre Trump a nivel nacional, faltan casi tres meses para las elecciones. El equipo Biden-Harris está comple- tamente preparado para una carrera reñida. La alta participación bien puede ser la clave en los estados de batalla donde las encuestas muestran actualmente a Biden liderando en cuatro de los cinco estados.
Los latinos le dieron a George W. Bush 40 por ciento de su voto en 2000, y ese margen es una de las razones por las que Bush derrotó a Al Gore. Bush se acercó a los latinos y su apelación temprana lo llevó a un segundo mandato en 2004. El voto latino no puede darse por sentado. Trump recibió el 30 por ciento del voto latino en 2016, un número consider- able que lo ayudó a ganar varios estados de batalla del medio oeste.
Como latino, estoy muy perplejo en cuanto a por qué Trump tiene tracción entre los votantes latinos.
Trump ha llamado a los mexicanos violadores, nar- cotraficantes y asesinos. Su administración permitió que la Patrulla Fronteriza separara a las familias de inmigrantes que buscaban asilo, colocó a los niños en jaulas cercadas y transportó ilegalmente a sus padres a otros estados. Trump ha hecho todo lo posible por aplastar las esperanzas de casi 700.000 Dreamers con sus políticas y ataques.
Harris será una voz poderosa para las políticas que son importantes para los latinos, en áreas como inmigración, educación y salud. La elección bien pu- ede ser la parte fácil. Con una pandemia espantosa que causa enfermedades y muertes generalizadas, una economía que experimenta pérdidas masivas de pues- tos de trabajo y protestas a nivel nacional que desta- can un sistema de justicia penal quebrado, el equipo de Biden-Harris deberá colaborar con el Congreso para deshacer el daño ex- tenso perpetuado por la Administración Trump. .
Una victoria de Biden- Harris requerirá una partici- pación de votantes latinos sin precedentes, así como un amplio apoyo financiero de los votantes de base. Un buen resultado para Biden-Harris en noviem- bre permitirá agregar más demócratas al Senado y expandir el poder político demócrata en la Cámara.