Esta semana, se celebró la Gala de nuestro periódico, en la que se ha hecho honor y muy bien merecido, a individuos cuyo mérito es indudable. Y a quienes no mencionare en esta pequeña columna, pues ustedes podrán leer acerca de ellos, en otras partes del periódico.
Pero al pensar en quién o quiénes, merecen nuestro reconocimiento…La lista comienza a crecer.
Hace algunos años, fui presidente de la entonces Sociedad Medica Hispana de San Antonio, y decidí que era necesaria una “Noche de Reconocimiento” ¡y sí que lo vi complicado! Así que, aunque fuera humildemente con una placa de mérito de nuestra sociedad, se honró, no solamente al mundialmente famoso inventor del ‘cardiac stent’ (¡Así es, fue un médico español, en San Antonio, el inventor!). Pero también al reconocido Profesor universitario; Y a colegas que habían pasado muchos años, en lo que yo llamo ‘las trincheras de la medicina’; Y a Quijotes que donan su tiempo dinero y esfuerzo, como embajadores de salud a otros lugares más necesitados; Y… la lista creció.
En este país, se hace siempre honor al cuerpo militar. “Gracias por su servicio”, descuentos, prioridades, becas de estudios. Pero, aun así, a veces las recompensas se quedan cortas, dado el precio que algunos pagan.
¿Y el cuerpo de Policía? Sobre todo, en estos tiempos en los que no me imagino como pueden funcionar, con la responsabilidad de mantener el orden y nuestra seguridad, en medio de las controversias en que se mueven, y aun con la preocupación de ser vistos como enemigos, en lugar de aliados
¿Y qué hay de los maestros? Muchos de ellos, han pasado casi toda su vida al frente de un salón, cuidando y educando a nuestros hijos, y en alguna forma, ayudando a modelar nuevas generaciones
¿Y qué hay de los/las abuelos/as y a veces hasta bisabuelos?, Muchos de ellos, a pesar de sus propias limitaciones, hacen frente a la necesidad, que por diferentes razones les convierte en responsables de sus nietos. Y tantas veces tienen que dejar de trabajar, o por el contrario, regresar a trabajar, cuando ya tenían derecho a descansar, para mantener y cuidar a esos pequeños, que no tuvieron la culpa de su situación.
¿Y qué hay de los trabajadores de emergencia ‘first responders’, que corren hacia el peligro, donde los demás huyen de él?
¿Y que hay de los trabajadores de la construcción? Entes anónimos, que nos permiten viajar en una carretera suave, o vivir en un sitio acogedor; cuando ellos han tenido que trabajar bajo el calcinante calor, o el frío, o la lluvia.
¿Y qué hay de todos esos otros trabajadores? Aquellos que nos permiten llegar a un hogar, o a una oficina limpia, y/o recoger a los niños de un sitio donde sabemos que están seguros y que en ocasiones son la ayuda que permiten a muchos otros individuos poder trabajar en otras tantas áreas.
¿Y qué hay de… tantos héroes anónimos ‘unsung heroes’? Para todos ustedes… Me quito el sombrero, y hago una reverencia.